LAS CRUCES, CHILE, ENERO 24, 2018. Miembro del clan de los Parra, Nicanor Parra falleció el martes a la edad de 103 años. El poeta “imaginario”, “inmortal”, el antipoeta y candidato eterno al Premio Nobel, era el último poeta de la legendaria generación de los chilenos Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y Gonzalo Rojas.

El poeta chileno quien, durante más de 60 años, desconcertó al mundo y se autorretrató de múltiples maneras, incluida la de un poeta que habitaba una casa en un mundo imaginario, en alusión a su poema ‘El Hombre Imaginario‘, publicado en 1985, recientemente había denunciado el robo de unos cuadernos personales, además de otros objetos, entre los que se destaca una fotografía de Neruda.

El Premio Cervantes 2011, decidió mudarse poco antes de cumplir los 103 años, en septiembre, a su casa del barrio santiaguino de La Reina. Los objetos presuntamente robados estaban en su casa de la localidad de Las Cruces, a 250 km de Santiago de Chile, donde se refugió gran parte de su vida.

Nació en San Fabián de Alico el 5 de septiembre de 1914, y, aunque su primer texto poético data de 1937, ‘Cancionero sin Nombre’, no fue sino hasta 1954 que llamó la atención con sus Poemas y Antipoemas.

La antipoesía es la poesía de lo cotidiano en su forma y en su fondo. Parra lo dejó en claro en 1954, cuando proclamó que “durante 50 años la poesía fue el paraíso del tonto solemne. Su lenguaje debería ser el “lenguaje del pueblo”.

Sobre este término, el escritor chileno Roberto Bolaño dijo: “Parra no escribe sobre la pureza. Sobre el dolor y la soledad sí que escribe. Sobre los desafíos inútiles y necesarios. Sobre las palabras condenadas a disgregarse, así como también la tribu está condenada a disgregarse. Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado”.

El mayor de nueve hermanos artistas -entre ellos Violeta Parra-, Nicanor llegó en 1932 a Santiago, estudió Física en el Instituto Pedagógico y después en EUA.

También vivió en Reino Unido, donde cursó un doctorado en Cosmología en Oxford, pero su estancia allí sólo lo acercó más a la poesía. “Es que conocí a John Donne”, se justificó después.

Admirado por Dylan, Ginsberg y Bolaño, Parra fue un profundo devoto de clásicos como Cervantes, Shakespeare y Dante.

El hombre que definió su poesía como una montaña rusa donde quien se sube baja echando sangre por las narices, ganó en 1969 el Premio Nacional de Literatura y publicó Obra Gruesa.

En 1970, la izquierda chilena rompió con Parra por tomar té en la Casa Blanca con la esposa del entonces presidente Richard Nixon, mientras él se declaraba ecologista y producía sin cesar nuevos volúmenes, entre ellos sus Artefactos (1972).

Cuba sí, yanquis también”, decía el artefacto con que respondió a sus detractores de izquierda, seguido de “La izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas”.

El autor no descansaría en paz. Lo anticipó él mismo en el libro Hojas de Parra de 1985. “Claro -descansa en paz, ¿y la humedad? ¿y el musgo? ¿y el peso de la lápida? ¿y los sepultureros borrachos? ¿y los ladrones de maceteros? ¿y las ratas que roen los ataúdes? ¿y los malditos gusanos que se cuelan por todas partes haciéndonos imposible la muerte o les parece a ustedes que nosotros no nos damos cuenta de nada?”.

 

 

FUENTE: EL HERALDO DE MÉXICO