SUIZA, ENERO 26, 2018.  “Primero queríamos que los hombres hicieran algo por nosotras, pero ese momento ya ha pasado. No vamos a pedirle a los hombres que cambien el mundo, vamos a hacerlo nosotras mismas”.

Estas fueron las palabras de Malala Yousafzai, la premio Nobel de la Paz, durante su participación en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.

Para Malala la educación de los hombre jóvenes sobre el tema de los derechos de las mujeres es un paso crucial para terminar con la desigualdad de género.

Los hombres tiene un gran papel que jugar. Tenemos que enseñar a los niños pequeños a ser hombres. Para ser un hombre, debes reconocer que todas las mujeres y todos los que te rodean, tienen los mismo derechos y que formas parte de este movimiento de igualdad”.

Educar a las niñas es una responsabilidad colectiva. Todos debemos darnos cuenta de que tenemos un papel que desempeñar, incluídos los líderes mundiales”.

Agregó que antes no estaba muy segura de lo que significaba la palabra feminismo, pero al investigar un poco sobre el tema, descubrió que la palabra simplemente significaba igualdad.

“No he conocido a un sólo primer ministro que no envíe a sus propios hijos a la escuela. Todos envían a sus hijos a la escuela, no necesitan ninguna explicación sobre la importancia de la educación. Pero cuando se trata del resto de los niños del mundo, luchan muy poco. Entonces tienes que seguir recordándoselos”, apuntó.

Si mi papá no me lo hubiese permitido, yo no estaría aquí. Muchas chicas quieren hablar, pero sus padres las silencian”, subrayó Malala ante celebridades, líderes políticos, empresarios y periodistas presentes en el Foro de Davos.

Queriéndola silenciar

Malala Yousafzai, hace cinco años recibió un disparo en la cabeza, por parte de los talibanes que deseaban controlar su querido Pakistán. El ataque lo recibió por desafiar la prohibición de que las mujeres fueran a la escuela. Hija de maestro, niña privilegiada en cuestionamientos, no permitió para sí la acusación del falso delito del saber.

Malala realizó un blog anónimo, con un grupo de periodistas ingleses, en el cual denunciaba lo difícil para ella y sus compañeras, que era el abandonar los salones de clases, para pasar a llevar una vida de soledad, unicamente diseñada para atender a un hombre, sin la posibilidad de salir, o hablar, o tener una vida propia.

En enero del 2009, cuando Malala tenía sólo 11 años, los talibanes anunciaron que ninguna niña debía ir a la escuela. No lo permitirían. Tampoco debían salir de sus casas sin acompañamiento masculino y sin estar completamente cubiertas.

Las cosas se recrudecieron, la gente temió, y en su pueblo, su querido pueblo, todo el mundo calló. Pero no su padre, el maestro, pero no su madre, con mucho pendiente, pero no Malala con la fortuna de contar con un padre abierto, honesto y sincero.

Fue entonces que Malala se dio cuenta de que la educación “es más que leer libros y hacer tareas”. “La educación posibilita el emponderamiento de las mujeres, y los extremistas se dieron cuenta antes que nadie”.

“En realidad estaban en contra de que las mujeres tuvieran poder y fueran iguales a los hombres, trabajaran, fueran independientes, tomaran sus propias decisiones. Reconocieron la importancia de que las mujeres reciban una educación, lo que lamentablemente muchos líderes no hacen”.

Sobre las campañas actuales por los derechos de las mujeres como #TimesUp o #MeToo, Malala Yousafzai dijo que las mujeres se están dando cuenta de que sus voces son necesarias para el cambio que quieren ver.

“Todo lo que quiero es educación, y no le temo a nadie”

FUENTE: FORBES/LA NACIÓN