Pensemos en una especie de tranvía en el que el tendido eléctrico va a ras de suelo. En este caso se trata de unos raíles metálicos que transmiten electricidad cuando un brazo instalado en el vehículo desciende y entra en contacto con él, de forma semejante a cómo funciona un tranvía y su catenaria. El sistema está dividido en secciones de 50 metros, de tal forma que puede detectar si un vehículo está sobre una sección para activar la corriente eléctrica, cargarlo y tarificar el consumo eléctrico en consecuencia. Si no hay ningún vehículo utilizando el servicio, la red deja de transmitir electricidad. Es lo que han bautizado como “carga dinámica”.
Los impulsores del proyecto, un consorcio llamado eRoadArlanda, afirman que una vez cubierta la red de autovías, cualquier vehículo se encontrará siempre a menos de cuarenta y cinco kilómetros de una vía de carga. Esto tiene importantes repercusiones prácticas, ya que se eliminará la necesidad de utilizar grandes baterías de litio y vehículos que hasta ahora contaban con una autonomía de cien o doscientos kilómetros podrán desplazarse sin temor a quedarse en la cuneta por falta de electricidad.