MEXICALI, ABRIL 08, 2020. Para fortalecer la acción del Estado en el renglón cultural el 31 de marzo de 1989, se creó el Instituto de Cultura de Baja California (ICBC), atendiendo las demandas de la comunidad y a la voluntad política del Ejecutivo Estatal para contribuir al desarrollo armónico y espiritual de los habitantes de la entidad, sustituyendo así a las Dirección de Asuntos Culturales (DAC).

Jorge Esma Bazán, primer director general del ICBC, recuerda en entrevista telefónica desde Mérida Yucatán, cómo la conformación el Instituto representó un gran paso para el rubro cultural, en términos de autonomía orgánica, al ejercer de manera independiente sus funciones y proponer desde su interior nuevas actividades y programas a la Junta de Gobierno, presidida por el Gobernador del Estado de Baja California.

Con motivo del XXXI aniversario de la creación del ICBC y siendo usted el principal impulsor, nos podría decir ¿Cuáles fueron los antecedentes de nuestro Instituto?

Lo primero que tendríamos que comentar, y al mismo tiempo reflexionar, es que para una entidad estratégica y fronteriza como nuestro querido estado de Baja California, se hacía de vital importancia el dotarla de una infraestructura cultural; así como un programa de promoción y de rescate de valores e identidad en todos los órdenes. Baja California es un estado complejo, plural y heterogéneo en su conformación social y geográfica.

En vista de este planteamiento, fue en los años setenta cuando se sienta las bases socioculturales de lo que hoy es el Instituto de Cultura de Baja California.

Es en esa década cuando se crea la primera versión de este Instituto con las oficinas de Difusión Cultural de Baja California y cuya sede se estableció en lo que fue durante muchos años la Casa de Gobierno, como una muestra de la voluntad política y el lugar prioritario que se le otorgaba a los valores culturales y a la política cultural del estado, en esos ya remotos tiempos y, sin embargo, cercanos culturalmente hablando.

Es así, como tuve el privilegio de dirigir en aquellos días uno de los más importantes programas de promoción de la cultura a nivel nacional, como lo reconocieron en su momento el propio presidente de la República Luis Echeverría Álvarez, al evaluar personalmente los resultados que le presentaba el gobernador Milton Castellanos Everardo, quien apoyó la iniciativa de llevar a cabo un proyecto de tal magnitud en materia de política pública: es esta la plataforma del movimiento actual bajacaliforniano y los cimientos del Instituto que ahora conmemora su 31 aniversario.

¿En qué contexto histórico-cultural se creó el Instituto de Cultura de Baja California?

En un apretadísimo resumen es indispensable mencionar el trabajo de una programación de primer nivel para el Teatro del Estado. Al mismo tiempo se impulsó la Biblioteca Pública Central, el Museo del Estado, el Teatro de Ensenada, las Casas de la Cultura de Tijuana, Ensenada y Tecate, la Red de Bibliotecas, la Orquesta de Cámara de la Ciudad, la Banda Sinfónica de Baja California, la Plástica Bajacaliforniana que inclusive se presenta en el Palacio de Bellas Artes, la creación del Festival de las Artes, la Compañía Estatal de Teatro y de Danza, la publicación de libros y revistas, la realización del Primer Congreso Estatal de Cultura, eventos artístico-culturales como la presencia de Juan Manuel Serrat, Roberto Carlos, Julio Iglesias, Vicky Carr, Raphael, que en aquel entonces eran todo un acontecimiento para los bajacalifornianos.

En estos esfuerzos recuerdo la participación notable del actual Secretario de Cultura Pedro Ochoa y otros valiosísimos y talentosos creadores en todas las disciplinas artísticas.

Si tomamos en consideración estos antecedentes, es evidente el siguiente paso, tanto para preservar la infraestructura como para crear nuevas vertientes, de promoción cultural y de fortalecimiento de identidades y valores de nuestra mexicanidad.

El ICBC se crea en un ambiente propicio de libertad y pluralismo, con un sentido crítico y autocrítico intelectual y políticamente. El Instituto establece entre sus políticas el respeto irrestricto a las libertades en todas sus acepciones; por lo que en sus decisiones e iniciativas no se tomaban en cuenta ideologías ni colores partidistas.

¿Qué áreas integraron el naciente ICBC?

Las áreas sustantivas con las que inicia sus funciones el nuevo Instituto fueron las direcciones de Patrimonio Cultural, Promoción y Difusión, Educación Artística y Capacitación, la Coordinación Estatal de Bibliotecas, así como de Casas de Cultura y la Administración y Conservación de su patrimonio, y un área especial de Investigación Social y el Departamento de Literatura. A esto sumaríamos la dirección de sus nuevos centros culturales y teatros.

En el área correspondiente a Promoción y Difusión se debería atender primero que nada el impulso y el desarrollo a los talentos y a los creadores de la entidad, así como el rescate de costumbres y tradiciones populares que fortalezcan la identidad en un estado fronterizo, y en lo que respecta a los grupos que ya habían sido creados, mantener su calidad y elevar sus niveles culturales y artísticos con un alto grado de responsabilidad y con una profunda vocación espiritual y social, entendiendo que no vivíamos en tiempos de súplicas sino de solidaridad y de servicio; porque los que mandan y demandan la contribución del Instituto son los productores culturales.

Estos y otros criterios y sensibilidades sociales inspiraron el plan de acción del Instituto y sus áreas competentes. En este espacio me permitiría recomendar que se contemplara la creación de un salón denominado de los fundadores y directores, junto con Maricela Jacobo y todos aquellos hombres y mujeres que han estado al frente de este importante instituto.

¿Cuáles fueron las primeras metas del recién creado instituto?

En una institución de esta naturaleza y debido a sus complejidades se establecieron objetivos alcanzables y metas medibles en el rango de la flexibilidad en la que se mueven las acciones y las iniciativas que desarrollan los programas de un instituto de cultura.

Entre las metas recuerdo aquellas que nos obligaban a elevar la capacidad de usuarios en las bibliotecas, el alumnado en las casas de cultura, el mayor número de presentaciones de sus compañías de teatro, orquestas y otros grupos artísticos en los sectores populares de la entidad.

Otra meta consistía en medir la calidad de los servicios y el mantenimiento estricto de la infraestructura y los equipos técnicos de los teatros, bibliotecas, casas de cultura, museos, centros culturales de educación artística y todos aquellos que estén bajo su responsabilidad.

Una meta más era incrementar las capacidades económicas y las relaciones con instituciones culturales de orden municipal, estatal y federal, tanto públicos como privados, y sobre todo los de carácter internacional para impulsar y promover la imagen de los creadores bajacalifornianos.

En su trayectoria como promotor cultural ha sido fundador de instituciones de cultura en otras entidades. ¿El ICBC implicó un reto especial en comparación con los de otros estados?

Así como vivimos una realidad cambiante a cada instante y así como entendemos que la cultura no es propiedad de nadie, sino que está ahí y nos hacemos y trascendemos a través de ella; asimismo tendría que decir que cada instituto de cultura que tuve el honor y el privilegio no solo de fundarlos y organizarlos sino el de asumir su dirección general y realización tienen un importante ingrediente bajacaliforniano, porque fue en esta tierra maravillosa e inolvidable donde iniciamos el primer instituto de los años setenta y posteriormente el Instituto de Cultura de Sonora.

Y como director del Programa Cultural de las Fronteras participé en la creación de los de Chiapas, Yucatán, Tabasco, Quintana Roo y Campeche, cada uno de ellos con un reto totalmente distinto y diferente, pero con un denominador común; la resistencia del estado para asumir su responsabilidad pública de preservar y difundir la cultura en un marco plural crítico y autocrítico.

El otro denominador consistía en la interpretación que los creadores en el campo artístico hacían de los institutos, perdiendo un poco la visión de que sus programas y sus funciones abarcaban otros amplios y complejos temas de la cultura y no solo el de carácter artístico.

Estos dos podrían ser los denominadores comunes y los complejos retos de la idiosincrasia y la situación social, política y económica de cada región.

Todos los institutos fueron nuevos aprendizajes. Todos los institutos fueron vocación de vida y por consecuencia, desde Baja California hasta Yucatán asumo el sobrenombre del “promotor cultural de las fronteras” que antes me parecía excesivo, pero a mis 67 años lo considero justo y equitativo.

El ICBC se integra ahora a la recién formada Secretaría de Cultura bajo la responsabilidad de Pedro Ochoa Palacio, ¿cuál considera que es el mayor reto?

Los retos son todos los que sin querer queriendo te he mencionado a los que agregaría tres vertientes fundamentales y una conclusión muy personal.

Estas son: el responderle a la Baja California del siglo XXI y a sus creadores en la justa dimensión de la exigencia que hoy ocupan. Comprender – y esto lo hará muy bien Pedro-. El potencial cultural que significa a nivel nacional e internacional Tijuana. El corresponderle a Ensenada su visionaria aventura de turismo cultural y su gran movimiento literario y artístico. Enfrentar la moral y el abandono que ha sufrido la capital del estado en estos últimos años en materia cultural.

El atender de manera inmediata y con una voluntad política inquebrantable las necesidades y las exigencias de su infraestructura cultural, para volver a elevar la calidad de sus servicios y corresponder a las demandas genuinas y válidas de los creadores bajacalifornianos.

Asumir a Baja California como una entidad estratégica culturalmente de la nación mexicana. Entender a la cultura contemporánea de Baja California con todos sus perfiles y relieves y propiciar la unidad de los bajacalifornianos a quienes tanto admiro. El reto a mi juicio, criterio y experiencia de vida al que se enfrenta la política pública en materia de cultura de Baja California es el de conservar al Instituto y sus capacidades autónomas, independientes y descentralizadas, lo cual entiendo que así será y aplaudo desde acá a Ochoa Palacio, al gobernador Jaime Bonilla Valdez, y al equipo que lleva esta nueva etapa de la cultura en Baja California.

Para conocer más sobre la programación de la Secretaría de Cultura de baja California se puede consultar www.facebook.com/BC.SecretariaCultura y www.icbc.gob.mx.