Tijuana, Baja California, JULIO 30, 2018.- Resultado del importante número de cirugías bariátricas que se realizan, la ciudad de Tijuana se ha posicionado como uno de los destinos más importantes en turismo médico a nivel internacional, esto de acuerdo con los últimos números del Colegio de Cirujanos Plásticos, Estéticos y Reconstructivos de Baja California.
Pero ¿será resultado de una cuestión meramente estética o tiene una relación con el cuidado de la salud? Para el Dr. Alberto Álvarez Noriega, Director de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Tijuana, las dos son respuestas viables, pero la primera de ellas representa el mayor nivel al que las personas pueden recurrir para verse bien y en ambos casos recomienda contar con un acompañamiento profesional.
“Llegar al punto de modificar nuestro cuerpo no es algo sencillo, es una decisión sumamente importante y seria, comúnmente como resultado de probar otras opciones y no haber obtenido una solución”, comenta el académico, quien en forma de analogía señala que a diferencia de cortar o pintar el cabello y esperar a que crezca o se caiga el tinte, una cirugía de este tipo involucra la modificación de su cuerpo, dejando posibles marcas físicas y una recuperación en un periodo prolongado.
El experto en Psicología comparte que un paciente que ya vivió una cirugía puede llegar a reconocer que no tiene el cuerpo que quisiera, pues ya pasó con él 20, 30 o más años de su vida, por lo que necesariamente se tiene que dar un proceso de adaptación encaminado hacia un nuevo estilo de vida. Sin embargo, este no se da dará de manera natural dado a que una cirugía es una alteración.
“El cuerpo es una carta de presentación y si ahora voy a estar presentándome ante los demás con un cuerpo distinto, entonces, tengo que vivir acompañado paso a paso este proceso para no sólo decir que tengo 20 kg menos o una morfología distinta, sino que yo estoy siendo parte de este cambio”, describe el Dr. Álvarez Noriega.
Durante este periodo, crisis y frustraciones pueden impactar emocionalmente al paciente, por lo que el acompañamiento profesional debe darse en tres grandes momentos: antes, durante y después; contando con la participación del médico que apoya con los cuidados previos, durante y posteriores, un nutriólogo que ayuda a formar y adoptar nuevos hábitos alimenticios, además de un psicólogo que asiste el proceso de transición de un estado a otro, todos encaminados a reconocer un cambio en la vida, un cambio en el cuerpo.
Al final el gran reto, para quienes viven una cirugía que impacta en la pérdida importante de peso, es poder desarrollar a nivel psicológico, emocional y social una congruencia en la forma que ahora se está presentando ante él mismo y ante los demás.