TIJUANA. OCTUBRE 14, 2019.- A medida que hace apenas unas semanas, la tormenta tropical Fernand y el huracán Dorian se acercaban a Tamaulipas y a Florida, crecía el interés por estos eventos meteorológicos, a la par que el pánico ante los daños que podían causar.
En ciudades como Matamoros, que por poco que llueva se inunda, o como Monterrey, que se vio afectado por un huracán no hace tantos años, es fácil que se expanda el temor; y, con ello, la mala información. Ante esto es sumamente importante estar bien informados: permanecer atentos a los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional y a los avisos de Protección Civil.
En ello es fundamental el servicio público desempeñado por los medios de comunicación y las redes sociales, dada su capacidad de difundir masivamente. Sin embargo, es de lamentar que en ocasiones –no sé qué tan a menudo, pero ojalá sean pocas– los medios incurren en irresponsabilidades: en lugar de informar adecuadamente con base en el conocimiento científico, optan por incluir informaciones basadas en la superstición.
Tomemos como ejemplo la línea seguida por un medio de comunicación local de Tamaulipas. Ante la inminencia del Fernand y del Dorian, aquel medio dio voz a una vidente que, a través de su canal en YouTube y mediante el uso de las cartas del tarot, había previsto una gran catástrofe en Tamaulipas, Texas, Cuba y Puerto Rico.
Unos días después, una vez que pasó el Fernand sin haber causado estragos en la localidad, el mismo medio nos informó de por qué la tormenta no había impactado. Podía haber solicitado la opinión de expertos en meteorología y climatología; pero, por el contrario, optó por difundir tres “leyendas” según las cuales la ciudad está a salvo de los eventos climáticos extremos: primera, está protegida por una Virgen enterrada en la playa; segunda, la radiación causada por un ovni que impactó en las inmediaciones hace desviar las tormentas y huracanes; y, tercera, una base extraterrestre submarina, localizada frente a la costa, las hace también desviar.
Cierto es que el mismo medio difundió también una nota de Protección Civil, informando de la evolución de la tormenta y previsible trayectoria. Por lo tanto, se podría pensar que, al incluir distintas fuentes, se cumplía con el cometido de informar neutralmente de todos los puntos de vista.
No obstante, este argumento está completamente equivocado; no es cuestión de neutralidad, sino de objetividad. Así, no solo se difundieran informaciones falsas (las procedentes de la adivinación y de las explicaciones populares), sino que se pusieron al mismo nivel aquellas y las del Servicio Meteorológico, como si ambas tuvieran la misma validez, cuando no es así.
Las predicciones basadas en la ciencia tienen fundamento, mientras que las basadas en la superstición, ninguno (pero no voy a negar que no tengan interés, al menos a nivel antropológico). También se podría argumentar que corresponde a los lectores, oyentes y televidentes tener el criterio suficiente para dar credibilidad a una u otra información.
Seguramente eso es lo que debería esperarse de una sociedad escolarizada y formada con calidad. Vayamos a ver algunos datos que nos muestren si estamos ante esa situación o no, para lo cual nos servirá como indicador la cantidad de likes y comparticiones que las tres notas recibieron en la página de Facebook del medio local en cuestión.
Mientras que el post sobre el Servicio Meteorológico Nacional recibió apenas 29 likes y fue compartido dos veces, el de la vidente recabó más de mil 600 likes y se compartió más de mil 500 veces, y el de las leyendas populares, mil 800 likes y mil veces compartido.
Antes no extraigamos conclusiones, una revisión de los comentarios realizados en los mismos posts nos dará más elementos. ¿Qué es lo se comentó en el post de Protección Civil? Nada, porque nadie comentó nada. ¿Y qué es lo se comentó en el post sobre las predicciones fruto de la adivinación? De los 755 comentarios emergen dos posturas principales: de un lado, quienes daban credibilidad a la información y, del otro, quienes no.
–¡Ah! aún hay esperanza–, me dije a mí mismo, aunque la ilusión no me duró mucho. La opinión de la vidente era rechazada argumentando que nadie (es decir, ningún ser humano) puede conocer cómo evolucionará el clima, ya que el clima y el futuro solo lo sabe Dios. Admito que no leí todos los 755 comentarios, pero en ninguno de los que leí nadie señaló que el tiempo meteorológico puede predecirse siguiendo una metodología científica.
Resulta demoledor, por lo tanto, comprobar que el criterio de la población deja mucho que desear; que más que en un conocimiento fundamentado se prefiere la superstición (la adivinación, la creencia en extraterrestres y en seres sobrenaturales). De ahí, de nuevo, la necesidad de insistir en la enorme responsabilidad que tienen los medios de comunicación y las redes sociales de ofrecer información veraz y basada en fuentes confiables; pero también en la de quienes nos dedicamos a la ciencia y a la enseñanza de explicar y divulgar.
Xavier Oliveras González El Colegio de la Frontera Norte