NOVIEMBRE 26, 2018.- José Maria Ramos, El Colef.
La caravana de migrantes de Honduras es reflejo de la flexibilidad de la política de de seguridad nacional y fronteriza del Estado mexicano. Lo cual está generando tensiones con el gobierno de Estados Unidos y con ello se ha fortalecido la seguridad fronteriza, situación inaudita en los últimos 40 años. La ausencia de una eficaz política preventiva del Estado mexicano en materia de migración internacional refleja el fracaso del Programa Especial de Migración, promovido al inicio de la administración federal actual. Dicho Programa promovía la corresponsabilidad migratoria con Centroamérica y una migración ordenada y segura. Estos propósitos nuevamente se han reiterado en la reciente Cumbre Iberoamericana efectuada en Guatemala. Si tales propósitos de la política migratoria regional no se cumplen, se seguirán presentando tensiones en la frontera de Tijuana. Una de las fronteras más relevantes a nivel internacional por los cerca de 70 mil cruces por día. Las tensiones reflejan la dificultad de los actores de gestionar una agenda diversa de temas multinivel, entre los que destacan el derecho de emigrar, los derechos humanos, la seguridad pública, los recursos presupuestarios para atender las demandas de asistencia social, la polarización social, las percepciones de los actores, los efectos laborales , turísticos y comerciales transfronterizos, la seguridad fronteriza y nacional de Mexico y Estados Unidos. En suma, en la coyuntura del cambio presidencial en Mexico se espera una cierta tensión con Estados Unidos y de mayor polarización social en Tijuana por el interés de los migrantes centroamericanos de cruzar de manera irregular hacia Estados Unidos. Para la administración de Trump la coyuntura actual es una oportunidad para visibilizar la necesidad de fortalecer la seguridad fronteriza y demandar mayor presupuesto para la frontera. Temas en los que generalmente han coincidido tanto demócratas como republicanos. De ahí el dilema para Mexico: promover el derecho de migrar, eficaz respeto de los derechos humanos tanto de connacionales como centroamericanos y mantener las prioridades binacionales en el marco de la Frontera del Siglo XXI: fortalecer la seguridad y paralelamente la agudización de los cruces fronterizos (autos, personas y mercancías).