MAYO, 11, 2018. AMADOR RODRÍGUEZ LOZANO. Conforme pasan los días y se acerca el 1 de julio, los partidos, sus candidatos y sus estrategas afinan sus armas y focalizan sus ataques . La pelea por la Presidencia sube de tono. El Congreso, Senado y diputados, únicamente en sus respectivas demarcaciones se siente la pelea. Todo se centra en la pugna por la Presidencia.
Tal como lo dije en mi anterior artículo , por parte de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), más que la lucha por un cargo, es el deseo de reivindicar para el pueblo la justicia, la democracia y el desarrollo social.
Por parte del candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya y sus seguidores, no son claras los objetivos y las intenciones de su lucha. Basado únicamente en su elocuencia y juventud, pretende llevarse el voto de los “decentes”, de los conservadores, de quienes están en contra de la corrupción y la inseguridad pero no quieren un cambio social de fondo.
Por su parte, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade y su grupo, representan la continuidad del gobierno, la formalidad, el llamado “cambio con rumbo”, el mantenimiento de las políticas actuales con mejoras y cambios de apariencias.
Pero nada le quita puntos al que encabeza la contienda, se puede equivocar y rectificar, como en el caso del aeropuerto de la CDMX. Puede tener un enfrentamiento “light” con los empresarios. Pueden acusarlo de muchas cosas, que “desestabilizará México”, “que seremos como Venezuela”, “que tumbará al peso”, que se detendrán las inversiones, que tiene puro candidato reciclado del PRI y del PAN, que negoció con Napoleón Gómez Urrutia y la maestra Elba Esther Gordillo y que será prácticamente el causante de todo mal, pero los electores no modifican sus preferencias; por el contrario, se afianza en el liderato y sigue subiendo en las encuestas.
Lo que ha provocado que personas que tradicionalmente son sus críticos, como Enrique Krause, pronostiquen un voto masivo a su favor. Este fenómeno se dará, sin duda, pues Andrés Manuel, ha convocado el voto seriado, o en línea; es decir, que no sólo voten por él para presidente, sino que también por los candidatos a Senadores y Diputados del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Esta convocatoria está teniendo efecto y está modificando las preferencias electorales. Según la última encuesta de Massive Caller, ahora Morena aventaja en la lucha por el control de la mayoría en el Senado.
Recordarán que en mi artículo de abril, reseñÉ que había una apretada lucha por el Senado, en aquel artículo señalé que el PAN y su coalición dominaban en 10 estados, Morena en 9, un independiente en Jalisco , 2 el PRI y en los 10 restantes había una cerrada competencia. Hoy esos números cambiaron radicalmente.
Creo yo que por el llamado de AMLO a cerrar filas con los candidatos a legisladores. Ahora la marea se volcó por Morena, quien alcanza 20 estados: Baja California Sur, Baja California, Campeche, Chiapas, CDMX, Guerrero, Hidalgo, EdoMex, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.
Con lo cual duplica los que tenía en la encuesta de marzo; el PAN y su coalición siguen manteniendo los 10 que tenía: Aguascalientes, Coahuila, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Yucatán, lo que significa que el PAN tienen un voto duro en esos estados.
El PRI deja el liderazgo en Campeche e Hidalgo y asume el liderazgo de las encuestas en otro, Colima y el independiente sigue dominando Jalisco.
Eso significará, de cumplirse estos pronósticos que Morena será mayoría con 61 senadores; el PAN y su coalición 49; el PRI 15 y 3 independientes. De confirmarse esta conformación senatorial será sin duda un gran vuelco en la representación de esta institución, la cual tendrá a su cargo aprobar o rechazar el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAM) , el nombramiento del Fiscal General y del Fiscal Anticorrupción, lo que seguro será un nuevo episodio en la vida política de nuestra nación, pues nunca la izquierda había dominado el Senado, el cual hasta 1984, tuvo un predominio total del PRI.
También significará que la división de poderes será una realidad, que el presidente, el que gane, tendrá un contrapeso en las decisiones que tome y en las cuales el Senado tenga atribuciones, lo que se traducirá en una permanente negociación.
En la Cámara de Diputados es mas difícil predecir el resultado, pues habría que hacer 300 encuestas, una por cada distrito, eso es muy caro en términos financieros y hasta ahora nadie la ha hecho; Consulta Mitofsky, sin mencionar nombre de candidatos, apuntó que Morena y sus aliados obtendrían el 38.6 de la intención del voto; el PAN y su coalición el 34.4 y el PRI y los suyos el 22.1. Lo que provocaría que nadie alcance la mayoría relativa de 251 diputados.
El pronóstico tiene muchas facilidades de equivocarse, porque la elección de 300 distritos de mayoría distorsiona cualquier pronostico, pues en los distritos de mayoría se puede ganar hasta por un voto y valen lo mismo, un diputado, los distritos chicos, como las grandes; sin embargo, si nos da una idea aproximada de la conformación de la Cámara de Diputados: Morena y sus aliados 195; el PAN y su coalición 160 y el PRI y compañía 71 diputados.
En síntesis también nadie tendrá mayoría en las Cámara de Diputados. El presupuesto entre otras atribuciones de la Cámara deberá tener una gran negociación que refleje las propuestas de todos. Esto no es nuevo, ya sucedió con el ex presidente Vicente Fox, quien nunca tuvo mayoría en la Cámaras y el presupuesto y la Ley de Ingresos , por dar un ejemplo, siempre se aprobaron por unanimidad.
Tal vez muchos vean este escenario como complicado. Yo los veo muy adecuado para el desarrollo democrático del país, pues significa que ningún partido podrá tomar decisiones por si solo, que necesitará el concurso de otras fuerzas políticas, lo que sin duda va enriquecer la toma de decisiones políticas. La mayoría ganará, pero las minorías también tendrán voz y voto.