TIJUANA, ABRIL 7, 2019.- Nadie dotado de la más poderosa imaginación podría siquiera haber pensado que la mujer con hábito que se tomaba amablemente una fotografía en aquel 1988 con la familia Bonilla, años más tarde se convertiría en beata y luego Santa dentro de la iglesia católica en el mundo.

Niños de la Colonia Libertad, jóvenes de la familia Bonilla Valdez, hermanos y primos vivirían un momento que marcaría su vida para siempre; inmortalizado en una sencilla fotografía en la que apenas caben todos, apretujados pero felices, alrededor de la religiosa que nos cambió la visión de vivir.

La madre Teresa de Calcuta (Agnes Gonxha Bojaxhiu), nacida en 1910, agosto 26, nos enseñó al mundo que:

“El que no vive para servir, no sirve para vivir”

Con especial amor a Tijuana, aquella tarde, estarían al rededor de una santa que precisamente visitó el hogar de la familia Bonilla Valdez para solicitar, como solo ella podía hacerlo que se la donaran puesto que al rededor de esta zona había mucha delincuencia y abarcaba un sector próximo a Lomas Taurinas, La Libertad, La Postal, Ruiz Cortinez un polígono donde había grandes necesidades de la población así como incluso drogadicción. Porque la madre Teresa buscaba lugares lo más conflictivos posibles para llevar sus acciones y palabra.

Jaime Bonilla, nos confirmó este sábado 6, que debido a que la casa de su mamá estaba sola, aunque mantenida en pié por él mismo con el consentimiento de su señora madre y siendo que todos sus hermanos ya estaban grandes decidieron donar la casa a la religiosa para que ahí se instalara una Casa Madre Teresa de Calcuta.

“…ella buscaba zonas afectadas, sin servicios y vieron en esa casa donde yo nací un lugar idóneo para establecer su casa”, explicó Bonilla.

En la calle 18 y Luis Moya se localiza la vivienda que vio nacer al Ingeniero Jaime Bonilla y a sus 10 hermanos en la Colonia Libertad. Hoy es una casa que tiene una barda, un nicho con la Virgen de Guadalupe y algunas pinturas también. La presencia de Santa Teresa de Calcuta nos evoca una mirada tierna y una sonrisa siempre encendida qué tal vez se centra en una de sus frases más reconocidas:

“Nunca sabremos todo lo bueno que una simple sonrisa puede llegar a hacer”.

El 30 de mayo de 1988 Madre Teresa de Calcuta visitó Tijuana, recorrió en auto  algunos de los lugares más apartados para sorpresa de sus habitantes de poder verla en persona, entre ellos: la Casa de las Hermanas de la Caridad, acudió a Camino Verde, la Iglesia de Guadalupe en La Mesa, (donde ni los fieles ni el padre que oficiaba misa se dieron cuenta que estuvo la Madre Teresa orando por espacio de 15 minutos), el Fraccionamiento Sánchez Taboada y entró en una capilla donde se estaban preparando para hacer la primera comunión.

Repartió “tibicos” entre la población más necesitada (hongos altamente nutritivos que además ayudan a mejorar enfermedades gastrointestinales)

El miércoles 1 de junio participó  en un acto en la Plaza Monumental de Playas de Tijuana junto a más de  20 mil personas que se reunieron para orar junto a ella.

En  diciembre de 1991 realiza una segunda visita a Tijuana. Estando en México se enferma de neumonía.

Es internada  el 26 de diciembre en el  hospital La Jolla de San Diego, California,  siendo dada de alta el 15 de enero de 1992.

En sus diferentes visitas estuvo en Ciudad México, Veracruz, Tijuana, Tampico,  Tabasco, Yucatán y otras ciudades siempre brindando amor y ayuda a los más necesitados.

Recordemos otra de sus grandes frases a propósito de los tiempos difíciles que vivimos:

“Si juzgas a la gente, nunca tendrás tiempo de amarla”


En la imágen el Ingeniero Jaime Bonilla Valdez se encuentra de pie a la derecha de la fotografía, justo junto al obispo de aquella época Emilio Carlos Berlié Belauzarán.