KOUTOU, AGOSTO 1, 2018.- En medio de la selva sudamericana, rodeada por jaguares y osos hormigueros, sobresale una gigantesca y extraña estructura de 62 metros de hormigón armado, levantada sobre un enorme foso. Aquí, a las 9:20 del 16 de julio, tembló el suelo durante 135 segundos. Es el banco de pruebas del puerto espacial europeo, localizado en Kourou, en la Guayana Francesa. Fue el lugar elegido para el primer test de uno de los motores más grandes del mundo, el P120C, una mole de 13 metros de altura destinada a propulsar los nuevos cohetes europeos hacia el espacio a partir del año que viene.
“Se ha portado muy bien, mejor incluso de lo que esperábamos”, aplaude el ingeniero italiano Stefano Bianchi, responsable del desarrollo de lanzadores en la Agencia Espacial Europea (ESA). Durante esos poco más de dos minutos, se consumieron 142 toneladas de combustible, emitiendo gases a 3.000 grados de temperatura. El motor, sin embargo, no se movió ni un ápice. El banco de pruebas, estrenado en 1993, aguantó el empuje.
La empresa SpaceX de Elon Musk y los nuevos lanzadores chinos obligan a innovar a los tradicionales encargados del transporte espacial.
“Es el motor de una sola pieza más grande del mundo”, explica Bianchi. El P120C es fruto de la competencia feroz que sacude la industria espacial mundial, con empresas privadas, como la estadounidense SpaceX de Elon Musk, y los nuevos lanzadores chinos obligando a innovar más todavía a los tradicionales encargados del transporte aeroespacial. El motor se estrenará a finales de 2019, posiblemente en una misión científica del nuevo lanzador europeo Vega C, según apunta Bianchi. Y, a partir de 2020, dos o cuatro P120C, en función de cada misión, servirán también para propulsar el nuevo lanzador Ariane 6, capaz de portear cargas más pesadas. Un mismo motor de fibra de carbono para dos lanzadores diferentes.
“La competencia hace que haya que bajar los costes. La idea básica es que, cuantos más motores iguales fabriques, menos te van a costar por unidad”, señala el ingeniero italiano. “El P120C cuesta unos seis millones de euros. Los motores de Ariane 5 [el actual lanzador que será jubilado por el Ariane 6] cuestan más del doble”, detalla. La Agencia Espacial Europea, que ha pagado el viaje de EL PAÍS a Kourou, planea construir 35 motores P120C cada año. La compañía ArianeGroup —propiedad de la europea Airbus y la francesa Safran— y la empresa italiana Avio son las contratistas principales. España, por su parte, pondrá 182 millones de euros para el programa del lanzador Ariane 6 entre 2015 y 2022, lo que supone alrededor de un 6% del total, según fuentes del Ministerio de Ciencia.
“Si algo saliera mal, la explosión se escucharía bastante bien en la ciudad de Kourou, a 20 kilómetros de aquí”, explica el ingeniero Marco Motta
Tras el primer ensayo en el banco de pruebas, los ingenieros necesitarán otros dos test para comprobar que el motor está listo para sus primeras misiones. El ingeniero italiano Marco Motta es el responsable de calidad en Regulus, la empresa controlada por Avio y ArianeGroup que fabrica el combustible sólido para los lanzadores europeos en Kourou. Motta muestra una especie de batidora gigante con tres cuchillas que rotan dentro de un cilindro de acero. Cuando se mezclan los ingredientes activos, como el perclorato de amonio, las instalaciones se desalojan y el proceso se dirige por control remoto. “Mezclamos 12 toneladas de propelente cada vez. Si algo saliera mal, la explosión se escucharía bastante bien en la ciudad de Kourou, a 20 kilómetros de aquí”, afirma Motta, con pelo blanco y espesas cejas negras. “Pero desde la década de 1990 he fabricado 45.000 toneladas de propelente y nunca hemos tenido un accidente”, tranquiliza con una sonrisa.
El presidente Donald Trump anunció en junio la creación de una sexta división del Ejército de EE UU: la Fuerza Espacial. “El propio Trump dice que ellos invierten en el espacio para tener el dominio total. ¿Qué va a hacer Europa?”, se pregunta el consejero delegado de ArianeGroup, el francés Alain Charmeau, durante un desayuno con periodistas en Kourou. “Europa no va a decir que busca el dominio total del espacio. Europa no funciona así. Nosotros decimos que queremos tener un acceso autónomo al espacio”, subraya Charmeau. Más de la mitad de los satélites de telecomunicaciones en funcionamiento se han lanzado desde Kourou. El motor P120C será una pieza clave para que esa puerta europea al espacio siga abierta.
Con información de EL PAIS