Por Amador Rodríguez Lozano
Todo el mundo está pendiente de los que está pasando en México con la caravana de inmigrantes. Son miles, no sabemos quiénes son y aunque sus intenciones están aparentemente claras, muchos se preguntan ¿es una marcha espontanea o alguien la organizo y con qué interés? A mí, como a todos me indigna y a la vez me genera un dolor en el corazón, ver a familias, niños de escasa edad, ancianos, sufriendo el devastador efecto de caminar sin los elementos adecuados, sin agua, sin comida, sin protección de ninguna especie, es algo terrible. Por supuesto que me solidarizo con ellos, como a cualquier ser humano me molesta la desigualdad económica y social que obliga a estos seres humanos, a abandonar todo, a arriesgar la vida por en busca del llamado sueño americano, que luego suele convertirse en pesadilla.
Yo he aprendido que en política nada es casualidad.
Por eso me llama la atención que la marcha tumultuaria y hasta cierto punto amenazadora, haya coincidido con las elecciones norteamericanas para renovar la Cámara de Diputados, la mitad del Senado y 36 gubernaturas.
¿A quién beneficia el crimen?
Dirían los clásicos penalistas, como pregunta que se hacían para encontrar a un culpable. Sin lugar a dudas de beneficia el gobierno de Donald Trump.
En efecto después de dos años desgastantes y devastadores para la democracia norteamericana, de ataques a la prensa, de críticas a las organizaciones liberales, a las mujeres , a los artistas y en general de culpar a los indocumentados de los crímenes que se cometen en USA, ha desgastado terriblemente su popularidad, según la encuesta de septiembre, estaba en su nivel más bajo, solo el 36% de los estadounidenses lo apoyaban. Sin embargo, con el tema de la caravana de inmigrantes, el Presidente Trump, “encontró” un tema que le permitió agitar los sentimientos xenofóbicos y racistas del sector conservador de los americanos, para hacerse el patriota y defensor de la soberanía del su país, movilizando al ejército, poniendo alambre de púas en la frontera con México y así mostrarse inflexible con la caravana de centroamericanos a los que ha calificado de todo, hasta de terroristas.
Sin un argumento claro para ganar las elecciones de noviembre, los demócratas hubieran hecho pedazos a Trump, pero el avance de la caravana y sus intenciones de cruzar la frontera hacia USA, le dotaron de un discurso de miedo, del cual carecía.
La intencion de Trump no era por supuesto ganar la elección, se conformaba con evitar la debacle que se pronosticaba. A los gobiernos americanos les gusta mantener a sus ciudadanos siempre asustados, es una forma de gobernar, primero los japoneses, luego los rusos, los chinos, después los árabes, luego los narcos y ahora los inmigrantes. Trump aunque perdio, no se equivoco de táctica, los resultados así lo demuestran, perdieron el control de la Cámara de Representante, pero seguro el discurso de miedo, le permitió mover al electorado conservador y evitar la catástrofe electoral que se venia venir. Dije al inicio de este artículo, que en política no hay casualidades y preguntaba,
¿si habría alguien atrás de la marcha?, algunos contestan que sí, que algún politiquillo centroamericano la financiaba, otros que el narco, yo, por mi parte creo que es una operación clandestina del gobierno de Trump, para preparar un discurso del miedo, fuerte y agresivo contra los inmigrantes, discurso que aparentemente le funciono y que en los próximos días veremos sus verdaderos resultados.
Creo, sin ser paranoico que es una clara operación de la CIA.
Independientemente de los anterior, hay una clara responsabilidad del país rico, que han venido explotando hasta el cansancio a los países centroamericanos. Me parece contradictorio que la ONU sancione verbalmente a México porque, según ellos, no les dieron agua ni comida suficiente durante su viaje, lo cual es relativamente cierto, pero se quede callada ante el desprecio y la difamación del gobierno norteamericano expresado por Trump hacia los inmigrantes, sobre todo en la militarizacion de la frontera y las actitudes antimigrante. Algo es claro, el paradigma de las fronteras políticas, que dividen a los países, tal como lo conocíamos desde la segunda guerra mundial ha colapsado ante las necesidades humanas. Nadie quiere quedarse a vivir en la indigencia en su país, mientras hay un país superpoderoso, con excesos en lujos y gastos.
Independientemente de lo evidente, hay que analizar que esta pasando, como con desesperación los inmigrantes rompen barreras, se enfrenta a fuerzas policiacas de otro país y exigen sin importar que son de otra nacionalidad, esta ha pasado a segundo termino, mejores condiciones de vida. Lo relevante en la caravana es que tienen hambre, no tienen trabajo y quieren mejores condiciones de vida y es irrelevante si pertenecen a otra nacionalidad o no. Algo definitivamente cambio.
Al tiempo.