TIJUANA, AGOSTO 26, 2020.- San Diego y Tijuana deben tomar decisiones conjuntas y aplicar una sola política de salud, de manera que esto sea una solución para el futuro y no se restrinjan los cruces internacionales como ha ocurrido durante estos meses de contingencia sanitaria.
En conferencia de prensa virtual, Gustavo de la Fuente, director de Smart Border Coalition, señaló que las largas filas que se registraron durante el pasado fin de semana rara vez se han visto, con tiempos de entre 5 y 10 horas y filas de 9 kilómetros para cruzar de Tijuana a la Unión Americana.
Explicó que se trata de una medida por parte de CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, por sus siglas en inglés), cuyo propósito es desincentivar el número de cruces no esenciales, toda vez que ha venido incrementando la afluencia, principalmente de personas que cruzaban a México por recreación.
Lo cierto es que si estas restricciones tienen como motivo un tema de salud, es decir, evitar contagios de covid-19, subrayó, una solución a futuro es que Tijuana y San Diego implementen una sola política conjunta, pues esta es una frontera muy porosa y de nada sirve aplicar medidas diferentes en cada ciudad.
“Esto nos dice que no podemos medir o calificar lo que se hace en términos de salud si no tomamos en cuenta toda la mancha urbana; esto implica un trabajo binacional mucho más profundo, como si fuera una sola ciudad”, expresó Gustavo de la Fuente.
Apuntó que en los meses de marzo y abril el tráfico cayó entre 75% y 80%, cuando se anunció que solo se permitirían cruces esenciales, sin embargo, en mayo empezó a repuntar y se vio que el tráfico en puertos como Otay estaba estaba acercándose a los niveles que se tenían antes de la pandemia.
El director de Smart Border Coalition consideró que esta situación obedece a una falta de comunicación en tiempo y forma y de la promoción de las medidas tomadas, por lo que no existen muchas opciones más que restringir los cruces al momento de regresar a Estados Unidos, toda vez que en Tijuana no se ha visto algún tipo de control en los cruces de Norte a Sur.
“En la frontera hay decenas de miles de ciudadanos americanos y residentes de Estados Unidos que vive en Tijuana y Rosarito que trabaja en Estados Unidos y está pagando un costo muy alto, porque sus propios conciudadanos están tomando malas decisiones al venir a México por motivos no esenciales”, comentó.
Las afectaciones a los comercios también son un hecho, abundó Gustavo de la Fuente, pues tan solo en San Ysidro se han perdido aproximadamente mil empleos y han cerrado decenas de negocios, y lo mismo debe estar ocurriendo en Tijuana.
Por último, indicó que se desconoce por cuánto tiempo más permanecerán estas restricciones en los cruces y, aunque este miércoles Smart Border tendrá una retroalimentación de CBP, el fin de semana será la prueba de fuego para saber si realmente se inhibieron los cruces o volverán a generarse las largas filas.