TIJUANA.- El problema de inseguridad que aqueja a Baja California, se centra en un tema que ha sido ignorado por el gobierno estatal por muchos años, se trata de las adicciones que afecta a la población, especialmente a nuestra juventud, estableció Enrique Acosta Fregoso.
El candidato a la gubernatura del Partido Revolucionario Institucional (PRI) considera que, como en el caso de Tijuana, recientemente calificada como la ciudad más violenta del mundo, se refiere no tanto a la inseguridad sino a que el problema del narcomenudeo está fuera de control.
Para Enrique Acosta son tres los temas que han gravitado negativamente en el aumento de los índices delictivos en los cinco municipios de la entidad, por un lado las adicciones, la proliferación del narcomenudeo y, para cerrar el círculo, el fracaso del Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP).
Son varios sexenios que no se atiende el problema de las adicciones, no existe un solo programa que atienda esta enfermedad que aqueja a miles de jóvenes.
En ese sentido propone, combatir el problema de inseguridad atendiendo el grave asunto de las adiciones, comenzando por destinar recursos del presupuesto a establecer un programa de rehabilitación de adictos.
Porque la visión de los gobiernos que ha tenido Baja California en los últimos años es que los adictos son recluidos por cometer delitos como robos para obtener dinero para comprar la droga, cuando lo que urge es atenderlo como enfermos y ofrecerles una opción para que dejen la adicción.
El candidato a la gubernatura igualmente consideró que el NSJP ha resultado un rotundo fracaso y, en los hechos, se ha convertido en una puerta giratoria para quienes cometen un delito, la policía emplea más tiempo en detener a los delincuentes que éstos en salir.
El NSJP les da todas las facilidades para que los delincuentes lleven sus procesos en libertad, aunque algunos de esos delitos sean graves, y no pocos sigan delinquiendo.
Acosta Fregoso plantea un cambio de visión para enfrentar el problema de inseguridad y se debe comenzar por reconocer que el combate a las adicciones debe ser la prioridad, así como impulsar los programas de prevención para que los jóvenes y niños adquieran los valores para hacer frente a la proliferación de droga en las calles y colonias de nuestros municipios.