MÉXICO, FEBRERO 20, 2018.- “En una de esas veces me agredió violentamente y… Sí, me violó”, con estas palabras la actriz mexicana Karla Souza ha revelado por primera vez cómo un director de cine abusó de ella cuando comenzaba su carrera. Los detalles de aquella historia los ha contado en una entrevista para la cadena CNN en Español y con su testimonio se ha convertido en una de las pocas mexicanas —sólo Salma Hayek o Kate del Castillo han levantado la voz— en sumarse a un reguero de denuncias sexuales que inició en Estados Unidos con el conocido movimiento #MeToo (Yo también) contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein.
No ha querido mencionar a aquel director que abusó de ella, según su testimonio. Sí explicó que era muy joven, que no pudo procesar bien en ese momento lo que iba a suceder. “Yo estaba empezando mi carrera y ahí me presentan a unos productores. Es donde comienza el manipuleo de: Tú me debes a mí una”, relata la intérprete de la exitosa serie de televisión How to Get Away with Murder y protagonista de películas como ¿Qué culpa tiene el niño?.
“Entonces te empiezan a hacer ver que están empujando por ti: No tienes nombre, pero yo sé que tú eres muy buena, yo sé que vas a demostrarme algo” , añade. Y, según cuenta, esto comenzó a sembrarse en su memoria. Estas ideas de que le estaban haciendo un enorme favor por considerarla como actriz. A ella, que no era nadie. “Yo en ese momento no tenía la educación para saber lo que realmente estaba haciendo conmigo esa persona”, cuenta.
Y, aunque no ha mencionado su nombre, ha apuntado algunas características de él: “Es una persona muy carismática, es alguien al que le va muy bien en la carrera y hace muy bien su trabajo”, explica. Todo comenzó en el set de la grabación de la película.
“Vamos a filmar ahí un mes y de casualidad me llevan a un lugar donde me doy cuenta de que todo el cast y los actores se quedan en un hotel y en el otro sólo nos quedabamos en otro hotel el director y yo”, recuerda. Y en ese momento “ingenuamente” pensó que había tenido suerte, que le había “tocado el hotel bonito”. “Yo no tenía por qué quedarme ahí, pero ahí comienza otra vez esa fase de manipulación. Esto no es normal para el resto del elenco, obviamente los demás se dan cuenta”, relata.
“Yo un día me despierto para desayunar, y estaba él, para cenar, igual. Sólo estábamos él y yo. Hasta que un día, a las dos de la madrugada, esta persona siente que tiene que venir a mi habitación”, explica la actriz. En esa ocasión comienza una serie de abusos en los que la protagonista sentía que no podía decir que no.
“Vino a decirme que había pensado algo de la escena, que tenía que platicar conmigo a ver qué pensaba yo de la escena. Yo, con mi pijama de franela de niña. Y entra al cuarto y, siempre hablando de la actuación, seguía haciéndome sentir especial, que iba a hacer un papel que le iba a demostrar a todos los demás por qué estaba yo ahí”, cuenta. A partir de ahí empieza a haber un acercamiento físico y un “coqueteo” donde Souza sentía que “no tenía opción de rechazarlo”.
“Esto no sólo sucedió una vez, sucedió más veces, y la noche en la que decidía yo no abrirle la puerta, al día siguiente en la filmación él me la cobraba”, apunta. A veces, cuando lo rechazaba, él decidía que no quería rodar mi escena o la resolvía en dos segundos, explica. “Me humillaba en frente de los demás y ese era el control psicológico que tenía conmigo”, reconoce. Pero, cuando le abría la puerta era “encantador”, “se portaba increíble”, le mandaba mensajes donde la halagaba e incluso le repetía que soñaba con ella. “Eran bastante insistentes”, detalla.
Llegó un punto en que hasta sus compañeros del elenco le aplaudieron y la valoraron por haberse ganado a “un lobo como él”. Esto sucedió durante un mes, en el que según explica, estuvo sufriendo todo este acoso. Pero hubo un momento donde no aguantó más.
“Entonces acabé cediendo a que me besara, me tocara de formas donde no quería que me tocara. Y en una de las instancias me agredió violentamente y sí, me violó. Es que me cuesta decir eso…”. Karla se lleva las manos a los ojos y suspira. “Me cuesta”, insiste.
Con información de El PAIS