TIJUANA, JULIO 27, 2021.-En México, la industria cervecera se ha colocado como la exportadora más grande del mundo, con más de 3 mil millones de litros anuales y la perspectiva de incrementarse en 50% para los próximos 10 años, para lo cual se requiere aumentar la producción nacional de cebada maltera, en forma sustentable desde los ámbitos ecológico y económico.

 

No obstante este incremento vertiginoso de las ventas al exterior –que duplican lo que aportan los Países Bajos al mercado mundial–, la industria cervecera hoy se abastece casi en 100% de la producción de cebada nacional, con el reto de seguir con esta proveeduría hacia el futuro.

Y es que frente al gran dinamismo que registra la industria cervecera en el país, en los últimos 20 años éste no se ha traducido en crecimientos en el área de la producción agrícola, ni en términos de rendimientos ni de superficie.

Por ello, una preocupación de esta agroindustria es el incrementar la oferta nacional del grano, manteniendo un precio competitivo en el mercado nacional, pero a la vez, que resulte atractivo para los productores, en términos de utilidad.

En la búsqueda de alternativas para mejorar la proveeduría nacional y seguir abasteciendo a la agroindustria de la cerveza en su expansión internacional y mantener la autosuficiencia del grano, Biofábrica Siglo XXI estableció parcelas de cebada en el estado de Zacatecas, con el objetivo de hacer más atractivo el cultivo para los productores e incrementar su oferta con la calidad requerida por esta industria.

Marcel Morales Ibarra, experto en bioinsumos y director de dicha firma, indica que en México se siembran alrededor de 350 mil hectáreas de cebada, con una producción anual de más de un millón de toneladas (t), lo que significa que el rendimiento medio es inferior a 3 toneladas por hectárea (ha).

Biofábrica Siglo XXI tuvo acercamiento con el asesor técnico regional de la empresa líder en el mercado mexicano y mundial, Grupo Modelo,  para darle seguimiento al cultivo y evaluar resultados cuantitativos y cualitativos de la producción de cebada con el uso de bioinsumos.

Así estableció una parcela, en Zacatecas, con el paquete tecnológico recomendado por la firma cervecera y un tratamiento igual, pero con la mitad de la dosis del fertilizante recomendado, aplicando biofertilizantes (microorganismos benéficos que fijan nitrógeno atmosférico, solubilizan nutrientes del suelo, estimulan la producción de fitohormonas y controlan patógenos.  En el tratamiento con biofertilizantes, a diferencia de la recomendación de técnicos del Grupo Modelo de hacer el tratamiento con fertilizante a la siembra, éste se realizó un mes ­­después, una vez desarrollado el sistema radicular, lo  cual permite aprovechar más la fertilización química.

Al final del ciclo, el personal técnico del Grupo Modelo y de Biofábrica Siglo XXI hallaron que el testigo registro un rendimiento de 5.6 t/ha; mientras que en el tratamiento con 50% de la fertilización más los biofertilizantes fue de 5.9 t/ha; es decir un incremento del 5%.

Lo más sobresaliente fue el análisis de costos de producción, donde el testigo tuvo un costo de 21,800 pesos por ha y con el biofertilizante de 17,800 pesos, es decir, los costos de producción disminuyeron 20%, respecto al testigo.

El resultado fue una utilidad neta del productor de 10,200 pesos por ha en el testigo, frente a 15,800 pesos con biofertilizante, lo que se traduce en un incremento del ingreso neto del productor del 55%, lo que hace más atractivo el cultivo de la cebada frente a otros cultivos.

Calidad de grano

Otro aspecto relevante es que la calidad del grano se mantuvo. En ambos casos se recibieron 520 pesos por tonelada como sobreprecio, es decir no hubo  deterioro de calidad que demanda la industria.

En el cultivo se empleo la variedad Abi Voyager, de dos hileras, que tiene características más favorables para la industria de la cerveza, pero el inconveniente de que su ciclo vegetativo es de 20 a 30 días mayor que la tradicional de seis hileras. Sin embargo, en la parcela, con biofertilizantes, esta variedad registró un acortamiento del ciclo vegetativo, lo que disminuyó dicha desventaja.

Tampoco fue necesaria la aplicación de insecticidas, ya que no se registro presencia del pulgón. Al mismo tiempo la vida microbiana del suelo se incremento 10 veces respecto al testigo; los grupos funcionales de bacterias (fijadoras de nitrógeno, solubilizadoras de fósforo, estimuladoras de crecimiento) aumentaron en igual o mayor proporción, así como la estabilidad de agregados del suelo –que permite retener más agua y nutrientes– se incrementó en cerca del 20%.

Aunado al mejoramiento de la vida microbiana del suelo y de su estructura, se registraron incrementos en producción de glomalina y otros elementos, que posibilitan mayor secuestro del carbono atmosférico por el suelo.

El director de Biofábrica Siglo XXI considera que en un esquema de formación de proveedores de la agroindustria, ésta tiene que voltear a nuevos paradigmas de producción, como es el uso de la biotecnología, que permitan hacer más atractiva la agricultura a los productores proveedores, desde el ámbito productivo y de rentabilidad, sí; pero también desde la óptica sustentable.  

La aplicación de estas tecnologías basadas en bioinsumos son importantes para que el abasto de cebada siga siendo nacional y no transiten el camino de otras grandes agroindustrias mexicanas, como las procesadoras de maíz, trigo o sorgo, que cada vez incrementan más su proveeduría del exterior, reflexiona Marcel Morales.