MADRID, OCTUBRE 30, 2018.- Los plásticos se codean ya con el cambio climático como uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la naturaleza. Sus micropartículas han formado islas flotantes en los océanos y se calcula que el 90% de las aves marinas tiene fragmentos de plástico en el estómago. Partículas que pueden estar pasando a las personas, según indica un estudio piloto que ha comprobado que las heces de personas de varios países (Reino Unido, Italia, Rusia o Japón) contenían partículas de una decena de plásticos. Se calcula que cada año acaban en los mares ocho millones de toneladas de plástico de todo el que se produce: el año pasado fueron 335 millones de toneladas.

En este contexto, 250 empresas (muchas de ellas multinacionales) que representan el 20% de la producción de embalajes plásticos del mundo se han comprometido a que en 2025 el 100% de estos plásticos sea reutilizable, reciclable o convertible en compost. El bautizado como New Plastics Economy Global Commitment (Compromiso Global por la Nueva Economía de los Plásticos) persigue crear una economía circular eliminando el uso innecesario de envoltorios y pasar de los productos de usar y tirar a un modelo en el que prime la reutilización.

Minoristas y universidades

Entre las compañías firmantes del compromiso, presentado en la conferencia Our Ocean 2018 de Bali, se encuentran Danone, Coca-Cola, Carrefour, Inditex, Nestlé, H&M, L’Oréal, Unilever o grandes productores de embalajes y otros plásticos como Amcor o Novamon. La iniciativa está dirigida por la Fundación Ellen MacArthur en colaboración con la ONU y ha sido avalada por el Foro Económico Mundial y The Consumer Goods (una organización que representa a unos 400 minoristas y fabricantes de 70 países), junto a 40 universidades, instituciones y académicos.

Hay otras ONG como Greenpeace que recelan del compromiso. “¡Ya tenemos plástico hasta en la sal!”, exclama Julio Barea, responsable de la campaña de residuos en España. La organización considera que el acuerdo firmado entre las grandes empresas es insuficiente para afrontar un reto que se ha convertido en una emergencia global: “Es seguramente una señal, pero no es ni de lejos una solución: reciclar no es suficiente y necesitamos una reducción drástica”.

En España se encarga del reciclaje de envases domésticos (sin incluir los comerciales e industriales) Ecoembes. Los de metal son los más reciclados, con un 86,9%; seguidos de los de papel y cartón (81,1%); y, por último, de los de plástico (69,7%). También reciclan otros objetos como cubiertos, platos de plástico o pajitas. En conjunto estos residuos suponen el 8% de todos los sólidos urbanos que se producen en España. “El año pasado se recuperaron ocho de cada diez botellas de agua, refrescos, aceite… Pero no es el caso de otros envoltorios como los vasos de yogur, que tienen un porcentaje de reciclado inferior y sobre los que tenemos que poner más foco”, explica Nieves Rey, directora de Comunicación y Marketing de Ecoembes.

La Unión Europea también ha declarado la guerra al plástico. Después de poner en marcha una estrategia dirigida a las bolsas, trabaja ahora para prohibir otros objetos de un solo uso como pajitas, platos y cubiertos, bastoncillos de algodón y palitos para remover bebidas. La semana pasada, el pleno de la Eurocámara votó a favor de hacer desaparecer del mercado estos artículos para 2021.

Los filtros de los cigarros son la basura más fácil de encontrar en las costas europeas, según datos recogidos por la Agencia Europea para el Medio Ambiente y recopilados por voluntarios durante la limpieza de 1.627 playas de cuatro mares regionales. Le siguen trozos de plástico, cristal y cerámica, vasos de plástico, bastoncillos de algodón y bolsas. En 50 años la producción de plástico se ha multiplicado por 20, indica la ONU.

Botellas y latas

El reciclaje es la línea que guía las estrategias de las principales multinacionales. Coca-Cola, una de las empresas que ha firmado el acuerdo, explica que ya tiene en marcha un plan para recuperar el 100% de las botellas y latas que lanzará al mercado para 2030. Actualmente el 59% de sus envases son botellas PET, el 12% está hecho de aluminio y acero y un 8% en cristal rellenable. Danone, otra de las marcas involucradas en el proyecto, señala que el 87% de sus envases son reciclables, reutilizables o compostables, y que tiene planeado que este porcentaje suba al 100% para 2025. En la misma línea se mueve Nestlé: quiere que la totalidad de sus envases sea reciclable o reutilizable en la misma fecha. Su actuación, explica la compañía, se centra en tres áreas: eliminar plásticos no reciclables, emplear los que permitan mejores tasas de reciclaje y suprimir o cambiar materiales de embalaje.

Los científicos se han lanzado a estudiar el problema generado por las toneladas de plástico y su impacto en la salud. Marinella Farré, del CSIC, desarrolla un proyecto que estudia la situación en el Mediterráneo. “Se trata de evaluar cómo llega este material al océano y se degrada en microplásticos [menos de cinco micras de diámetro] y en nanoplásticos y comprobar el impacto que tienen sobre los organismos (porque existe la posibilidad de que lleguen a la cadena trófica humana) y sobre los ecosistemas”, explica. El proyecto, en el que trabajan desde hace un año, también investiga la capacidad de estos plásticos de absorber otros contaminantes tóxicos presentes en el mar y actuar de vehículo, “como si fueran un taxi, y alcanzar de esta forma a las personas”.

PROHIBICIONES E IMPUESTOS CONTRA UN POTENCIAL CONTAMINANTE
En los océanos hay centenares de islas. Pero cinco de ellas están hechas de basura, principalmente de microplásticos. Dos se encuentran en el Pacífico, otras dos en el Atlántico y una en el Índico, según Greenpeace. La organización alerta de que al ritmo actual la producción de plástico se cuadruplicará para 2050. China es el principal fabricante, seguido de Europa, Norteamérica y Asia. Y solo el 9% de estos residuos acaban siendo reciclados.

Gobiernos, asociaciones regionales y organizaciones internacionales han puesto el grito en el cielo y se han lanzado a estudiar maneras para impedir que el planeta muera ahogado en plástico. Las estrategias para reducir el número de objetos de un solo uso fabricados en este material consisten en prohibir o imponer impuestos, según detalla un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (UNEP).

África, por ejemplo, es el continente donde más países han impuesto una prohibición total al empleo de bolsas de plástico. En Asia, por otro lado, se ha intentado luchar contra estos artículos imponiendo gravámenes. Y no es cosa de hoy: algunos países, como Bangladés, los vetaron hace una década. Pese a ello, la medida no ha tenido gran éxito.

En Japón, por otro lado, se ha logrado el objetivo sin necesidad de una prohibición: gracias a una eficaz de gestión de residuos y a una elevada concienciación social, la contaminación por las bolsas de plástico se ha reducido.

Costa Rica es otro caso de éxito. Al menos en parte. Según detalla el estudio del UNEP, esta isla del Caribe puede vanagloriarse de sus éxitos medioambientales: logró doblar su superficie forestal en 30 años y planea una completa descarbonización para 2012. Pero cojea en la gestión de los residuos sólidos: un quinto de ellos termina contaminando ríos y playas. Por ello, el país quiere convertirse en el primero del mundo que prohíba los plásticos de un solo uso para 2021. Su estrategia para reemplazarlos consistirá en alternativas biodegradables y la prohibición tanto de bolsas como cubiertos o pajitas.

“Ya es imposible esconder la basura bajo la alfombra”, dice el responsable de la campaña de residuos en España de Greenpeace, Julio Barea, quien da una idea más en el caso de los envases: volver a un sistema de devolución y retorno. “Cada día se introducen en el mercado español 50 millones de envases de bebidas y solo se recuperan 30. Hay que actuar”, zanja.

Con información de EL PAIS